En 1938, el aviador y escritor Antoine Saint-Exupéry comenzó un viaje desde Nueva York, camino a Punta Arenas, en América del Sur. En el camino paró por Guatemala, donde se cree que el francés encontró inspiración para escribir su más célebre obra, El Principito.

(Foto: Rodolfo Vizcaino Freyre)
Historia de la estadía de Antoine de Saint-Exupéry en Guatemala
Durante dicho viaje en avión, su mecánico y él decidieron hacer una escala en Guatemala. El plan era abastecerse de gasolina y luego dirigirse a Bogotá. Pero en el momento del despegue, el avión tuvo una complicación. De repente, el ala izquierda se cortó, lo cual los hizo girar, cayendo a 800 metros del campo en donde habían despegado.

El avión después del accidente en el campo de La Aurora en 1938. (Foto: Renaissance du Caudron Simoun)
En ese momento, su esposa Consuelo se encontraba en su país natal, El Salvador. Al momento de conocer la noticia del accidente de su esposo se dirigió a su lado, ya que se encontraba en peligro debido a sus heridas.
Antoine Saint-Exupéry había sufrido varias fracturas y tuvo una infección en el brazo derecho, el cual casi fue amputado. El aviador pasó 5 días en coma.

Publicación del periódico Nuestro Diario del 16 de febrero de 1938. (Foto: JR Barrios P)
El mecánico y amigo de Saint-Exupéry contó en algunos relatos que fueron transportados al Hospital Militar. Sus heridas fueron tratadas y el francés se quedó en la Antigua Guatemala durante su recuperación.

(Foto: Renaissance du Caudron Simoun)
El libro El Principito fue publicado en 1943. A la fecha, algunos críticos creen en la teoría de que el francés se inspiró en los paisajes guatemaltecos para dicho libro.
Similitudes de El Principito con Guatemala
Al final del día, él y su esposa acostumbraban a pasear en la ciudad empedrada, donde crecen muchas rosas. Además, Antigua Guatemala está rodeada de los volcanes de Agua, Fuego y Acatenango.
Este detalle es muy similar a los 3 volcanes del hogar del Principito, el asteroide B612. Incluso, igual que en la obra dos están activos —el de Fuego y Acatenango— y uno extinguido —el de Agua—.

(Foto: Gustavo Adolfo Echeverría)
También cabe destacar que el Cerro de Oro, que se puede observar desde el lago Atitlán, tiene un gran parecido con una de las ilustraciones en el libro. De hecho, la boa que se tragaba a un elefante es una de las imágenes más memorables del relato.
Consuelo, su esposa, escribió una vez: «Se cayó en la parte de atrás de mis volcanes, donde nació en su corazón el canto de amor del pequeño príncipe por su rosa».
Referencias
- La jeunesse 1901, La naissance. Consuelo de Saint Exupéry. Recuperado el 11 de octubre del 2017, de https://goo.gl/tyrLav