Había una vez un guerrero valiente y apuesto, amaba la caza y con frecuencia iba por los bosques persiguiendo animales.
En una de sus cacerías llegó junto a un lago y, lleno de asombro, contempló a una mujer bellísima que remaba en una canoa.
El guerrero quedó tan enamorado que, muchas veces, volvió al lugar con el ánimo de verla. A pesar de todo, fue inútil, pues ante sus ojos solo brillaron las aguas del lago. Entonces pidió consejo a una hechicera, quien le dijo No la verás nunca más, a menos que aceptes convertirte en palomo.

(Foto: Mitos y Leyendas de Guatemala)
¡Solo quiero verla otra vez! exclamó el hombre. Si te vuelves palomo jamás recuperarás tu forma humana, le recordó la hechicera. ¡Solo quiero volverla a ver! le respondió a su vez él. Si así lo deseas, hágase tu voluntad, declaró ella.
Y la hechicera le clavó en el cuello una espina. En el acto el joven se convirtió en palomo. Este levantó el vuelo, fue al lago y se posó en una rama. Al poco rato vio a la mujer y, sin poderse contener, se echó a sus pies y le hizo mil caricias.
Entonces la mujer lo tomó entre sus manos y, al acariciarlo, le quitó la espina que tenía clavada en el cuello.
Ojalá nunca lo hubiera hecho, pues el palomo inclinó la cabeza y cayó muerto. Al ver esto la mujer desesperada, se hundió en el cuello la misma espina y se convirtió en paloma.
Y desde aquel día, llora la muerte de su palomo.
Referencia
- (2017). Leyenda de la Paloma Torcaz. Guatemala. Recuperado el 9 de agosto del 2017, de https://goo.gl/UM7FTA