En la década de los años ochenta en Guatemala, cuatro montañistas quetzaltecos destacaron porque lograron escalar la cumbre del Aconcagua en Argentina.
Sin duda alguna, su gran hazaña marcó la historia del montañismo guatemalteco, ya que el Aconcagua es considerada la montaña más alta de América.
Los montañistas quetzaltecos que escalaron la cumbre del Aconcagua, Argentina
El 17 de enero de 1988, tres intrépidos alpinistas quetzaltecos, Zudy Escobar, Mario Sosa y Edgar Valenzuela (Creador de la oración de la cumbre) y miembros destacados de la Asociación Quetzalteca de Montañismo, alcanzaron la cumbre del monte Aconcagua en Argentina.
Este logro monumental lo alcanzaron a las tres de la tarde del domingo 17 de enero de 1,988.
En el campamento al que llegaron, Miguel Arango, el cuarto montañista, los esperaba con cuatro litros de té, lo que sirvió para reanimarlos luego de que los deportistas se enfrentaran a condiciones extremas en la montaña.
Lo más notable de esta proeza es que los montañistas quetzaltecos realizaron esta hazaña sin la ayuda de guías ni asistencia externa.
Su motivación y determinación combativa fueron los únicos motores que los impulsaron a superar los desafíos que presenta el Aconcagua.
Miguel Arango conquistó también la cumbre del Aconcagua
Fue el 18 de enero de 1,988 que Miguel Arango emprendió su propio viaje hacia el refugio Independencia, y al día siguiente, el 19 de enero, también alcanzó la cima de la montaña, completando así la gesta de los cuatro montañistas quetzaltecos.
Esta expedición, conocida como XA (Xela Aconcagua Primera), se llevó a cabo del 13 al 21 de enero de 1988. Más allá de la altitud y la geografía desafiante, la travesía destacó por la valentía y la autosuficiencia de los montañistas, quienes dejaron una huella imborrable en la historia del montañismo guatemalteco.
¿Cuál es la oración de la cumbre?
Señor de las cumbres,
Mi Señor de las montañas,
Frente al cielo inmenso, escabel de tus pies, yo digo mi oración encendida.
Hazme un ser ávido de altura,
Recio como estos picachos altivos,
Amigo del silencio, contemplador de estrellas.
Hazme generoso y que no me quede en la cumbre que baje iluminado lleno de tu verdad, permitiéndome ayudar en el valle a mis hermanos.
Dándome un corazón tan grande como el horizonte,
Indómito para la injusticia y la mentira,
Sediento de infinito, que solo en ti se sacie.
Por mi patria, por mi pueblo y por nuestros hermanos caídos en ascensos.
Amén.
Lito, el Quetzalito, responde a tus preguntas
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Referencias
- Publicación en Facebook de la página Socorro Alpino Guatemalteco XELA. Recuperado el 23 de enero de 2024, de https://goo.su/m40llT.