La Casa de los Espíritus en Xela cuenta con una historia que ha llamado la atención de los guatemaltecos. En ese sitio, se han registrado una serie de tenebrosas actividades paranormales que los habitantes de Quetzaltenango no han sabido explicar.
La Casa de los Espíritus en Xela
Antes de volverse una casa de espantos, este hogar perteneció a un hombre alemán —según la tradición oral, fue ingeniero que participó en la construcción del Ferrocarril de los Altos—, y sus familiares. Dado su trabajo, este personaje construyó una torreta para el control del movimiento ferroviario.
Luego de una fuerte pandemia en el país —aún no se sabe la enfermedad—, dos familiares del hombre alemán murieron en la casa y este los enterró en el jardín. Al quedar abandonada a la casa y retomarla para prestar otro tipo de servicios, se encontraron restos de los cuerpos, por lo que las tumbas permanecen en el lugar.
Posteriormente, la casa fue vendida a Marcelo Ixquiac, quien la mantuvo por dos generaciones más. Sin embargo, en los años 60, la residencia pasó a manos de la familia Salazar; fue aquí en donde un hombre soltero y su mamá vivieron por mucho tiempo.
El nombre del nombre era José. Se trató de un muchacho al que le gustaba beber y fumar, y para quien la torreta se convirtió en habitación. Una noche viendo por la ventana, el joven se percató que había una mujer muy hermosa en el patio, pero al bajar ya no había nada.
De hecho, estos encuentros se repitieron en varias ocasiones. Con el pasar del tiempo, José se enamoró de la mujer. Al darse cuenta que se trataba de un fantasma, el joven decidió quitarse la vida y se ahorcó en una de las vigas de la torreta.
Desde ese entonces, se dice que José Luis Salazar es el espíritu que más se manifiesta en el lugar.
Según los residentes del lugar, José fue un hombre muy enamoradizo y, en sus apariciones, tiene predilección por acariciar el pelo de las mujeres.
Además de la presencia de José, también se han registrado otras apariciones en el lugar. Por ejemplo, una niña que deambula allí porque no descubre aún que está muerta y un hombre malhumorado que se mantiene en la bodega. Son cientos de relatos que los dueños tienen para contar, e incluso el local se ha incendiado en dos ocasiones.