La leyenda de «El venado del Señor de los Cerros» relata la magia de estos parajes en Guatemala y la importancia de su preservación.
El venado del Señor de los Cerros es una leyenda acerca de la importancia de preservar los parajes naturales en Guatemala y la veneración que reciben.
Leyenda «El venado del Señor de los Cerros» en Guatemala
La leyenda cuenta que todos los cerros en Guatemala son lugares mágicos y venerados por las comunidades. Cuando los habitantes ingresan a los dominios del Señor de los Cerros con el fin de utilizar sus recursos, ellos deberán pedirle permiso a través de las costumbres como quemar pom y orar junto con los Aj’kin (encargados de las ceremonias).
Si no cumplen con estos rituales, el Señor de los Cerros aparecerá en la forma de un hombre lleno de rabia que sale de su escondite mágico y castiga con la enfermedad del susto (un mal que solo puede ser aliviado por curanderos), a aquellos que no sigan con sus tradiciones.
Ese fue el caso de los compadres Rafael y Miguel. Cuando el pueblo de San José Pinula era todavía conocido como Hacienda Vieja, ambos salían todos los días a recolectar leña y en ocasiones obtenían carbón.
Durante una de sus salidas, ellos se adentraron en los bosques cercanos al pueblo desde temprano por la mañana. El día fue en extremo agotador y les causó un gran apetito. Miguel intentó que ambos regresaran a sus casas para poder alimentarse, pero Rafael insistió en cortar más leña.
Miguel accedió a regañadientes y desafortunadamente la noche los alcanzó. Los dos estaban tan hambrientos que decidieron pasar por alto que no tenían una ofrenda para darle al Señor de los Cerros y mataron a un venado con sus machetes para comérselo.
Ya era demasiado tarde como para regresar, así que acamparon dentro del bosque después de alimentarse. Lo que ninguno predijo fue que Rafael escucharía a dos de los cerros discutiendo acerca de sus acciones: «Me han matado a mi venadito, préstame a tus perros para vengarlo»
Rafael estaba sobresaltado, pero Miguel le aseguró que se trataba de una pesadilla. Para la mala suerte de ambos, al retornar a sus hogares, sus esposas les contaron que los coyotes habían asesinado a todas las gallinas sin comérselas.
Los dos estaban tan asustados que para evitar otra tragedia se dirigieron con el curandero del pueblo, quién les pidió que quemaran pom en el lugar donde cazaron al venado y le pidieran perdón al Señor de los Cerros.
Referencias
- Información proporcionada por Alejandra Guirola.
