Leyenda
Un hombre bueno, pero infeliz decidió salir de apuros vendiendo su alma al diablo, así que decidió invocar a Kizín y cuando los tuvo delante le dijo lo que quería. A Kizín le agradó la idea de llevarse el alma de un hombre bueno.
A cambio de su alma el hombre pidió siete cosas una para cada día, para el primer día quiso dinero y en seguida se vio con los bolsillos llenos de oro.
Para el segundo quiso salud y la tuvo perfecta.
Para el tercero quiso comida y comió hasta reventar.
Para el cuarto quiso mujeres y lo rodearon las más hermosas.
Para el quinto quiso poder y vivió como un cacique.
Para el sexto quiso viajar y en un abrir y cerrar de ojos estuvo en mil lugares.
Kizín le dijo entonces:
Ahora ¿qué quieres?, piensa en que es el último día, ahora solo quiero satisfacer un capricho, dímelo y te lo concederé.
Quiero que laves estos frijolitos negros que tengo, hasta que se vuelvan blancos. Eso es fácil dijo Kizín.
Y se puso a lavarlos, pero como no se blanqueaban, pensó: “este hombre me ha engañado y perdí un alma, para que esto no me vuelva a suceder, de hoy en adelante habrá frijoles negros, blancos, amarillos y rojos“.
Referencia
- (2017). Leyenda el Hombre que vendió su alma. Guatemala. Recuperado de https://goo.gl/HXpyTq