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Leyenda de Tzuj Yaah en Guatemala

Por: Rocio Cetino | Actualizado el:
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Leyenda de Tzuj Yaah en Guatemala
Descripción de la foto para personas con discapacidad visual: Imagen en donde se observa un muelle que dirige al Lago de Atitlán y de fondo los volcanes. (Créditos: Guatemala y sus leyendas).

Esta es la leyenda de Tzuj Yaah, que se creó en el municipio de San Andrés Atitlán, Sololá en Guatemala y que forma parte de la historia del Xocomil.

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La leyenda de Tzuj Yaah o de la Hija del Xocomil es muy común en el departamento de Sololá y es una de las obras literarias que componen la emblemática leyenda del Xocomil.

Esta leyenda es considerada como una de las expresiones literarias más hermosas, que fue producida basándose en la tradición oral de los pueblos que rodean al lago más bello del mundo, el Lago de Atitlán. Esta historia exalta sus valores, anhelos y sueños mediante un adecuado balance de aspectos históricos, míticos, geográficos y mágicos.

Leyenda de Tzuj Yaah en Guatemala

Era una noche de color azul profundo en la que quienes miraban hacia el cielo podían observar una infinidad de estrellas y luceros que colgaban como majestuosos diamantes que se reflejaban en las aguas quietas, tranquilas y pacíficas del Lago de Atitlán.

Descripción de la foto para personas con discapacidad visual: Lago de Atitlán rodeado de vegetación durante un día soleado. (Créditos: Asuaire).

Para los Grandes Abuelos y las Grandes Abuelas que miraban desde inimaginables alturas, todas esas luces eran opacadas por tres inmensos corazones que, para sus ojos, brillaban en la tierra más que todas las estrellas y luceros.

Eran las tres personas que por designio de sus dioses y de su propia sangre quienes habían sido escogidos para la realización de grandes proezas que enaltecerían la cultura Maya en representación de los pueblos quiché, cakchiquel y tzutujil. Estas proezas traerían la anhelada paz a esas naciones, en ese tiempo desgarradas por la guerra entre hermanos.

El gran amor entre Utzil y Zacar

Utzil y Zacar gozaban de una gran dicha, luego de que el Gran Abuelo y la Gran Abuela, los unieran en sus acuerdos para transformarlos. Ella, fue transformada en una suave y tibia briza; por otro lado, él, se convirtió en viento huracanado que, al perseguirse entre sí, formaban el viento arremolinado que los habitantes de los pueblos mayas que rodean el Lago de Atitlán, conocen como el Xocomil.

Descripción de la foto para personas con discapacidad visual: Un rayo de luz sobre el Lago de Atitlán. (Créditos: Wikipedia).

Esto hacía que tanto Utzil como Zacar, estuvieran encima de las leyes de la naturaleza, ya que ellos eran la naturaleza misma. Entrada la tarde, antes del crepúsculo, Utzil se deleitaba viendo a su amada Zacar desplazarse femeninamente, suave y despacio por las orillas del Lago de Atitlán el cual se encontraba tranquilo, sereno e impasible.

Utzil y Zacar también se encontraban en la ciudad sagrada secreta más importante de la nación Kakchiquel, que ambos habían jurado defender con su vida. En ella se encontraban los montículos mayas que los cakchiqueles habían heredado de los abuelos de sus abuelos. En ella se guardaban las raíces del pueblo cakchiquel.

El nacimiento de Tzuj Yaah

Utzil y Zacar sintieron el primer rayo de luz de la mañana y despertaron sobresaltados. Al abrir sus ojos se vieron rodeados por los Grandes Abuelos y las Grandes Abuelos, quienes sonreían tiernamente. Instantáneamente, Utzil y Zacar se estremecieron al sentir entre ellos algo suave y tierno que los separaba, pero que al mismo tiempo, los unía. La Gran Abuela se acercó a ellos con la más dulce sonrisa y les dijo: ¡Es vuestra creación! Y de aquí en adelante la llamarán Tzuj Yaah, que significa «gotitas de agua».

Descripción de la foto para personas con discapacidad visual: Muelle que dirige al Lago de Atitlán durante una tarde. (Créditos: Asuaire).

La Gran Abuela se dirigió a Zacar y con una sonrisa en su rostro pero con gesto autoritario le ordenó: Serás la responsable desde este preciso momento de llevar a pasear a Tzuj Yaah entre las montañas, cerros y barrancos alrededor de la Ciudad Sagrada. La dejarás jugar libre y tranquilamente en la mañana y en la tarde, pero deberás regresarla contigo al medio día para que la luz del sol llegue libremente hasta la madre tierra para que los sagrados alimentos de tus hermanos quichés y cachiqueles puedan brotar y florecer para asegurar su sustento.

La blanca niebla de Tzuj Yaah solo se despejará ante aquellas personas de corazón puro y de buenas intenciones y se despejará ante las personas que amen la honradez, el trabajo y, especialmente, que amen la paz, porque ese será desde ahora la magia de la Ciudad Sagrada y solo esas personas podrán verla y jamás la olvidarán.

Referencias

  • Leyenda de Tzuj Yaah. Página de Facebook Guatemala y sus leyendas. Recuperado el 11 de octubre de 2022, de https://bit.ly/3COmRIm
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