Dentro de la civilización maya y su religión se creyó en la existencia de un dios creador del universo, uno con la representación de la serpiente emplumada. A través del arte maya, esta interesante criatura fue representada con muchos parecidos con un ser mitológico que pertenece a una cultura geográficamente lejana. Por esta razón, es que se ha comparado a dicha deidad y se le llama el dragón de los mayas.
Historia de la serpiente emplumada
La cultura azteca lo llamaba Quetzalcoatl y para los mayas de Chichén Itzá su nombre era Kukulcán. En cambio, en el Popol Vuh, el libro de los k’iché, se le llama Gucumatz. Su figura fue representada en la mayor parte de Mesoamérica y durante todo el período prehispánico como un ser con cuerpo de serpiente, plumas de quetzal y dientes de jaguar.
Este pájaro serpiente fue el dios creador del universo, junto a Tepeu, según dice el antiguo libro de los k’iché. Se cree que este dios inventó la agricultura, la escritura, los calendarios y todo lo demás hecho por los humanos. Básicamente, fue para la antigua civilización maya quien les enseñó a cómo vivir.
Además, existía la leyenda de que dictaba sus leyes y gobiernos a través de elegidos. Por esta razón, los grandes señores mayas que se ven en las estelas clásicas llevan en sus brazos la insignia del dios.
Fragmento del Popol Vuh:
Verdaderamente, Gucumatz era un rey prodigioso. Siete días subía al cielo y siete días caminaba para descender a Xibalbá; siete días se convertía en culebra y verdaderamente se volvía serpiente…
Referencias
- De la Garza, M. (1995). Aves sagradas de los mayas. Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas. Universidad Nacional Autónoma de México. Recuperado el 10 de enero del 2018, de https://goo.gl/Fq66Ym
- Recinos, A. Popol Vuh. Recuperado el 10 de enero del 2018, de https://goo.gl/AErND4