A mediados del siglo XX, la ciudad de Guatemala era conocida como la Tacita de Plata. Su belleza le ganó ese apodo y muchos lo recuerdan aún con nostalgia al pensar en la Guatemala del pasado. Los detalles del origen de este apodo marcaron la historia y el contexto de la capital hasta la actualidad.
Historia
Aproximadamente entre 1930 y 1944, la ciudad fue llamada la Tacita de Plata. Durante el gobierno de Jorge Ubico, el desarrollo de la ciudad por la construcción de hoteles y otros edificios ayudó a la percepción que el pueblo tenía del lugar.

12 calle de la zona 1. (Foto: Rodolfo Vizcaino Freyre)
Era descrita como una ciudad pequeña, limpia, con pocos habitantes y la cual podía recorrerse a pie. Muchos mencionaban con orgullo que la capital de Guatemala parecía una tacita de plata, de lo limpia y bonita que estaba.
Cómo era la Ciudad de Guatemala
Un relato de Díaz Castillo menciona que existían dos empresas privadas de buses, de propietarios italianos. El servicio era excelente y se pagaba cinco centavos de quetzal para dar la vuelta a la ciudad. Los inspectores utilizaban un uniforme azul de botones dorados, cubrían sus cabezas con un quepis negro tejido de mimbre brillante.
Como no había mucha gente en la ciudad, casi todos se conocían, aunque sea de vista. Fueron tiempos cuando abundó el gusto por marimba y el baile. Los guatemaltecos visitaban el Hipódromo del Norte los fines de semana para ver el mapa en relieve y dar paseos.
Las casas de familias ricas estaban hechas de madera fina, recubierta de cera o barniz. Solían estar decoradas con rosetones y broches de bronce reluciente. En la actualidad, de estos adornos quedan como recuerdo de esos tiempos solo en algunas casas.
Datos curiosos
- La plaza mayor de la ciudad era una área de estacionamiento de carruajes de caballos, los cuales llevaban pasajeros fuera de la ciudad.
- Los primero automóviles ya habían llegado a Guatemala y comenzaron a llenar las calles desde principios del siglo XX.
- En las cercanías de la iglesia del Calvario estaba el lavadero público, donde se creía que en la noche llegaba la Siguanaba o la Llorona.
Referencias
- Díaz, R. (1998). Las redes de la memoria. Guatemala: FLACSO. Recuperado el 3 de agosto del 2017, de https://goo.gl/Ldf9Np
- Mi ciudad, la tacita de plata – 1926. Recuperado el 3 de agosto del 2017, de https://goo.gl/we2h4G